domingo, 6 de noviembre de 2011

Maravillas del Barrio

El barrio en sí no era ni bueno ni malo, aunque puedes juzgar lo que hacían las personas como correctas o incorrectas de acuerdo a tu punto de vista. Esa porción de la ciudad habitada por obreros de la Zona Franca, CORAASAN, Jabonería Valencia y la Planta Eléctrica de la CDE. Nibaje era el espacio localizado entre las avenidas de Circunvalación y la Franco Bidó y todavía hoy lo sigue siendo. Me recibió como se hace con un muchacho campesino de catorce años, que apenas inicia el bachillerato en un liceo nocturno. Mis padres quedaron atrás, me ganó la ciudad con sus cines, avenidas, centros educativos secundarios y universitarios, parques, industrias... que para mí eran todos completamente nuevos. Así conocí el Doble, el Triple, las Colinas, el Chucho, el Duarte, Colón, Galaxia, Beller... cines que iban desde el sencillo cine del barrio hasta los más sofisticados del centro de la ciudad. Pero el barrio no era un jardín de rosas. Era un conglomerado de calles entrecruzadas formadas por casas de madera y zinc combinadas con construcciones de concreto y casuchas de madera y cartón. Se iniciaban los ochentas y está en boga el primer gobierno del PRD con Antonio Guzmán Fernández como presidente del país. El barrio respiraba en medio de una tradición interminable de barrio que se debatía entre el lodo de la inmundicia (alcohol, drogas, prostitución, homosexualidad y otras tantas barbaridades del actuar del ser humano). Y en medio de ese lodo, la esperanza de una vida mejor. Así se levantaba la luz que encendía la escuela Genaro Pérez, el liceo Onésimo Jiménez, el club Juan Pablo Duarte (UNJUVE)...

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